Volcanes
Datos importantes sobre las erupciones
Usted puede hacer muchas cosas para protegerse y proteger a su familia de los peligros que una erupción volcánica puede causar. La mejor manera de protegerse y proteger a su familia es seguir los consejos de las autoridades locales.
Los volcanes despiden gases calientes y peligrosos, cenizas, lava y rocas que tienen gran poder de destrucción. Hay personas que han muerto a causa de erupciones volcánicas. Las erupciones volcánicas pueden causar amenazas adicionales para la salud, como inundaciones, aludes de barro, cortes de electricidad, contaminación del agua potable e incendios forestales. Los problemas para la salud tras una erupción volcánica incluyen enfermedades infecciosas, enfermedades respiratorias, quemaduras, lesiones por caídas y accidentes vehiculares relacionados con las condiciones resbaladizas y de poca visibilidad causadas por la ceniza. Cuando se siguen los avisos, la probabilidad de tener efectos adversos en la salud de una erupción volcánica es muy baja.
La exposición a la ceniza puede ser dañina. Los bebés, las personas mayores y las personas con afecciones respiratorias como asma, enfisema y otras enfermedades pulmonares crónicas podrían tener problemas si respiran ceniza volcánica. La ceniza es arenosa, abrasiva, algunas veces corrosiva, y siempre desagradable. Las partículas pequeñas de ceniza pueden causar abrasión (raspar) la parte frontal del ojo. Las partículas de ceniza podrían contener sílice cristalina, un material que causa una enfermedad respiratoria llamada silicosis.
La mayoría de los gases de un volcán desaparece rápidamente. Sin embargo, los gases pesados como el dióxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno se pueden acumular en áreas bajas. El gas volcánico más común es el vapor de agua, seguido del dióxido de carbono y del dióxido de azufre. El dióxido de azufre puede causar problemas para respirar tanto en las personas sanas como en las personas con asma y otros problemas respiratorios. Otros gases volcánicos incluyen cloruro de hidrógeno, monóxido de carbono y fluoruro de hidrógeno. Las cantidades de estos gases varían ampliamente entre una erupción volcánica y la siguiente.
Aunque por lo general los gases desaparecen rápidamente, es posible que las personas que se encuentren cerca del volcán o en áreas bajas en la dirección del viento queden expuestas a niveles que podrían afectar la salud. A niveles bajos, los gases pueden irritar los ojos, la nariz y la garganta. A niveles más altos, los gases pueden causar respiración rápida, dolor de cabeza, mareos, hinchazón y espasmos en la garganta, y asfixia.